Se avecinan tres semanas clave para el oficialismo. Con Juan Manzur en la Jefatura de Gabinete de la Nación y Osvaldo Jaldo a cargo del Gobierno provincial, el Frente de Todos (FDT) de Tucumán necesita mostrar una performance electoral óptima en las generales del 14 de noviembre. Y, teniendo en cuenta el antecedente reciente de las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO), el peronismo sabe que será fundamental mejorar los resultados en la sección electoral más populosa de la provincia: la Capital.
Luego de seis meses de tensiones internas por la sucesión, Manzur y Jaldo arribaron a una tregua en la semana posterior a la contienda del 12 de septiembre. Ahora, tanto el ministro coordinador de Alberto Fernández como el vicegobernador en ejercicio del Poder Ejecutivo (PE) afrontan una misión compartida: que el peronismo –de mínima- sostenga el 48% de los votos obtenidos en las PASO.
Es que Tucumán fue uno de los pocos distritos de la Argentina en los que el FDT logró un porcentaje tan elevado. Y ahora que los ojos del país miran mucho más hacia el norte, ni Manzur ni Jaldo tienen margen para retroceder. La pregunta, entonces, es: ¿cómo superar la barrera de los 472.000 sufragios?
En las primarias, el oficialismo cosechó el 54% de los votos en el Oeste (215.000 boletas), una sección electoral en la que, si bien Juntos por el Cambio contaba con figuras de peso -como los intendentes Roberto Sánchez (Concepción) y Mariano Campero (Yerba Buena)-, sólo pudo superar el 33% de las adhesiones.
En el Este, la diferencia a favor del peronismo fue todavía mayor. Entre ambas listas del Frente de Todos reunieron el 64% del electorado, contra el 24% de la oposición.
En la Capital, sin embargo, Juntos por el Cambio se hizo fuerte: entre las tres boletas de la coalición conformada por alfaristas, radicales y macristas reunieron el 45% de los votos, mientras que los armados liderados por Manzur y por Jaldo totalizaron el 31%.
Los 104.000 sufragios colectados por el Frente de Todos en San Miguel de Tucumán (66.000 aportados por el manzurismo, 38.000 por el jaldismo) son observados ahora como un punto de partida para mejorar el resultado global en las generales del 14 de noviembre.
“El objetivo, ahora, es superar los 130.000 votos en la Capital”, afirmó una fuente de la Casa de Gobierno a LA GACETA.
Esta cifra no modifica el virtual reparto de bancas en el Congreso de la Nación. Es decir, el oficialismo mantendría sus dos senadores y sus dos diputados, mientras que Juntos por el Cambio retendría el escaño por la minoría en la Cámara Alta y los dos representantes en la Cámara Baja. Sin embargo, es la puerta que tiene abierta el Frente de Todos para cumplir aquella meta de superar el resultado de las PASO.
En el Gobierno saben que no basta con una única estrategia. De hecho, el “aparato” oficialista compite palmo a palmo en este distrito con la estructura de la Municipalidad, que encabeza el candidato a senador por JxC, Germán Alfaro. Por eso, la receta para “subir” en la Capital entre 20.000 y 30.000 sufragios contiene varios ingredientes.
El más importante pasa por los “caciques”. En las primarias, los referentes peronistas de la Capital compitieron entre sí, separados entre manzuristas y jaldistas. Ahora, la orden que bajaron tanto el jefe de Gabinete de la Nación como el vicegobernador en ejercicio del PE es que aúnen esfuerzos para subir la productividad. Por ello, Jaldo no sólo se muestra junto a dirigentes de su confianza en este distrito, como Guillermo Gassenbauer, Marcelo Caponio y Ramón Santiago Cano; además, encabeza actos y recorridos oficiales junto a funcionarios manzuristas, como Carlos “Alito” Assán y Christian Rodríguez, y a los candidatos aportados por el espacio del gobernador en uso de licencia, como Rossana Chahla (diputada) y Pablo Yedlin (senador).
A la vez, en el Gobierno buscan darle un reimpulso a la gestión para convencer a nuevos electores de San Miguel de Tucumán, un distrito que se volvió complicado para el PJ. En ese sentido, las prioridades pasan por mejorar los servicios públicos –como agua y cloacas-, así como lo relativo a la infraestructura urbana –sobre todo, pavimentación-. En paralelo, se pusieron en marcha nuevos planes para mejorar la seguridad. Y se intentará resaltar la campaña de vacunación contra el coronavirus, entre otras acciones oficiales.
Quedan tres semanas por delante, y en el Frente de Todos saben que el desafío es complejo. Sin embargo, con la “grieta” entre jaldistas y manzuristas cerrada –al menos desde lo discursivo-, en la Casa de Gobierno confían en que podrán sostener el famoso “50%” para ofrecerles a Alberto Fernández y a Cristina Kirchner una cifra acorde a las expectativas generadas en Tucumán.